
Los cuatro tipos de alimentos para aumentar la felicidad después de los 50
Los mayores que ingieren más pescado, verduras, frutas y grasas saludables tienen mayor bienestar

¿Contribuye lo que comemos al bienestar mental positivo? Un estudio publicado en el British Journal of Health Psychology ha buscado comprender esta conexión. En lugar de centrarse en cómo los alimentos contribuyen a los estados psicológicos negativos, esta nueva investigación se centró en cómo la comida afecta al bienestar mental positivo.
La demografía mundial está cambiando rápidamente hacia una población envejecida, y se espera que la proporción de personas mayores de 60 años se duplique del 12% en 2015 al 22% en 2050. Como el envejecimiento suele ir acompañado de un deterioro de la salud que puede afectar la calidad de vida, es importante identificar los factores que promueven la salud y el bienestar.
La dieta es un riesgo modificable asociado con los resultados de salud física y menta, como se demuestra en varios trabajos, como el recogido en BMC Medicine, y los estudios sugieren que la mejora de la misma es una estrategia de tratamiento accesible y eficaz para, por ejemplo, la depresión mayor. Los beneficios del consumo de frutas y verduras (F&V), grasas poliinsaturadas (PUFA) y pescado en la salud física y mental han sido ampliamente establecidos. Sin embargo, el papel de la dieta en el aumento de los estados psicológicos positivos sigue siendo poco estudiado.
En la nueva investigación, investigadores del Reino Unido analizaron si los adultos de mediana edad y mayores que consumen más pescado, verduras, frutas y grasas saludables experimentan una mayor felicidad y muestran niveles más elevados de satisfacción con la vida y bienestar.
Bienestar positivo
El bienestar positivo abarca tres dimensiones: bienestar eudaimónico (que abarca el significado, el propósito y el crecimiento personal), el hedónico (caracterizado por la felicidad y las emociones positivas) y el evaluativo (reflejado en la satisfacción con la vida).
Las frutas y verduras, las grasas poliinsaturadas (AGPI) y el pescado son componentes dietéticos ampliamente reconocidos por sus beneficios para la salud. Estudios los vinculan con la reducción de la depresión y el malestar psicológico, posiblemente mediante mecanismos como una mejor salud intestinal, la reducción de la inflamación y una mayor actividad de los neurotransmisores.
Sin embargo, menos estudios han evaluado si estos alimentos promueven activamente el bienestar. La evidencia de encuestas realizadas en el Reino Unido e internacionales sugiere que un mayor consumo de frutas y verduras se asocia con una mayor felicidad y satisfacción vital, mientras que los ácidos grasos poliinsaturados (PUFA,como el omega-3 y el omega-6) y el pescado también podrían favorecer la regulación del estado de ánimo y la salud cerebral.
Sin embargo, los factores socioeconómicos, demográficos y relacionados con la salud influyen fuertemente tanto en la dieta como en el bienestar, complicando la relación, y la investigación sobre este tema sigue siendo limitada.
El estudio
En el trabajo se utilizaron datos de la edición 2018-2019 del Estudio Longitudinal Inglés sobre el Envejecimiento (ELSA), que incluyó a adultos mayores de 50 años. Tras las exclusiones, se analizaron 3,103 participantes. La ingesta dietética de frutas y verduras, ácidos grasos poliinsaturados (AGPI) y pescado se evaluó mediante un recordatorio dietético validado de 24 horas, realizado en dos días aleatorios.
El bienestar positivo se midió en tres dominios: bienestar eudemónico (15 ítems de la escala CASP-19, cada uno con una puntuación de 0 a 3, con un rango de 0 a 45 y una media de 11,1), bienestar hedónico (una calificación de un solo ítem sobre la felicidad del día anterior) y satisfacción vital (la Escala de Satisfacción con la Vida de cinco ítems). Las puntuaciones más altas indicaron un mayor bienestar.
Para reducir el sesgo, los modelos se ajustaron para diversas covariables, como la ingesta total de energía, la edad, el sexo, la etnia, el nivel socioeconómico, la educación, la soledad, el aislamiento social, la limitación de enfermedades crónicas y los síntomas depresivos.
El consumo de frutas y verduras, así como las variables de PUFA, se transformaron mediante la raíz cuadrada para lograr la normalidad, mientras que el consumo de pescado se codificó como una variable binaria (ninguno vs. algo).
Se evaluaron las asociaciones entre la dieta y el bienestar mediante regresión lineal multivariable. Se ejecutaron cinco modelos de forma progresiva, primero ajustando por factores demográficos y de estilo de vida, y finalmente por síntomas depresivos, para determinar si las asociaciones entre la dieta y el bienestar eran independientes de los estados psicológicos negativos.
Hallazgos clave
La muestra final tenía una edad media de 69,3 años; poco más de la mitad de los participantes eran mujeres y casi todos se identificaban como blancos. Los participantes consumían, en promedio, dos porciones de fruta y verdura al día, y los PUFAs aportaban aproximadamente el 2,5 % de la energía diaria total (muy por debajo del 6,5 % recomendado). Más de la mitad declaró no consumir pescado en los días de recordatorio. Las puntuaciones de bienestar indicaron niveles relativamente altos de bienestar eudaimónico (media = 11,1 en una escala de 0 a 45), felicidad (7,9/10) y satisfacción vital (21,6/30).
Los análisis correlacionales mostraron asociaciones pequeñas pero positivas entre los tres factores dietéticos y los tres dominios del bienestar. Se observaron correlaciones más fuertes entre las propias medidas de bienestar. Se observaron asociaciones negativas para el aislamiento social, las enfermedades crónicas y los síntomas depresivos.
Los análisis de regresión revelaron que la ingesta de frutas y verduras estaba asociada de manera consistente y positiva con el bienestar eudaimónico en todos los modelos, incluso después de ajustar los síntomas depresivos.
Sin embargo, sus asociaciones con la felicidad y la satisfacción con la vida dejaron de ser significativas después de ajustar los síntomas depresivos y la enfermedad de larga duración, respectivamente.

La ingesta de PUFA se relacionó inicialmente con el bienestar eudaimónico, pero esto dejó de ser significativo al considerar los síntomas depresivos. En modelos anteriores, se observó una relación positiva entre la ingesta de pescado y el bienestar eudaimónico, pero esta relación no se observó en modelos completamente ajustados.
En cuanto a la felicidad, solo el consumo de pescado se mantuvo significativo en el modelo final. Las asociaciones entre la ingesta de frutas y verduras, la ingesta de ácidos grasos poliinsaturados (AGPI) y la felicidad y la satisfacción vital se atenuaron al incluir los síntomas depresivos, lo que sugiere una superposición parcial entre la dieta, el estado de ánimo y el bienestar.
Conclusiones
- Los resultados sugieren que diferentes alimentos influyen en el bienestar de maneras distintas: la ingesta de frutas y verduras fue la más fuertemente vinculada al bienestar eufemístico, mientras que la ingesta de pescado predijo la felicidad, incluso después de ajustar los síntomas depresivos.
- El consumo de PUFA mostró asociaciones más débiles y menos consistentes. En general, la dieta pareció influir, pero muchas relaciones se redujeron al considerar factores como la salud, el patrimonio o el estado de ánimo, lo que pone de relieve las complejas interdependencias.
- Los puntos fuertes incluyen una muestra grande y representativa a nivel nacional y un examen de múltiples exposiciones dietéticas en tres dominios del bienestar, con un ajuste cuidadoso de los factores de confusión.
- Sin embargo, las limitaciones incluyen el diseño transversal, la dependencia de la dieta y el bienestar informados por los propios participantes y un posible sesgo de memoria, lo que impide sacar conclusiones causales.
- Los hallazgos subrayan la dieta como un factor modificable con potencial para mejorar el bienestar en poblaciones envejecidas.Aumentar el consumo de frutas, verduras y pescado puede ser una estrategia sencilla y rentable, aunque se necesitan estudios longitudinales y experimentales para confirmar la causalidad.